María Macías
Incrementa la autoridad de tu profesorado
Actualizado: 9 mar
¿Qué pueden hacer los directivos para mejorar la autoridad de sus profesores?

Crisis de autoridad en la labor docente
En los últimos años, uno de los principales retos que enfrentan los docentes en el aula es la pérdida de valor de su figura como autoridad y portador de un saber.
Una de las manifestaciones de esta crisis de autoridad, que una cantidad innumerable de docentes pueden externar, es que el alumno difícilmente pone atención a la clase, mostrando apatía y falta de compromiso.
Debido a ello, el docente se ve interpelado a llamarle constantemente la atención, imponer castigos o consecuencias que, idealmente, hagan que el alumno reflexione sobre su comportamiento.
Algunos colegios optan por estrategias pedagógicas individuales para aquellos alumnos apáticos, la más usual es hablar con el psicopedagogo o tutor académico, entre otras posibles soluciones.
En el presente artículo, revisaremos algunas de las implicaciones que esto tiene para los colegios, así como la forma en la que los directivos pueden contribuir a transmitir una figura creíble de autoridad en su profesorado, con el objetivo de posibilitar el aprendizaje.
Por último, mencionaré como el docente mismo es quien, en muchas ocasiones, promueve de manera directo o indirecta que su lugar como autoridad carezca de credibilidad. Así que daré énfasis en estos errores.
¿Qué es la autoridad y cuáles son sus funciones?
En primer lugar, vale aclarar que “autoridad” no es únicamente decir qué se hace y qué no, sino quien tiene la capacidad de fungir como referente que atempere las dificultades que surgen entre un grupo de personas, en cierto espacio ya sea laboral, comunitario o educativo.
Todos los grupos sociales requieren de esta figura que regule las interacciones y que transmita credibilidad por lo que dice y hace.
La autoridad del docente en la era de Google
En la actualidad, el docente necesita mostrar que lo que enseña no puede ser encontrado fácilmente en Google, es decir, que lo que transmita en su clase pueda ser aprehendido de otro modo por los alumnos. Podemos emplear la Taxonomía de Bloom para ubicar el nivel al que deseamos llevar los aprendizajes, dependiendo de los temas, materias y estrategias que se quieran aplicar.
Otra vicisitud muy presente es que el alumno demande de la clase contenidos “útiles”. Idea que pone en jaque a muchos profesores que imparten, por ejemplo, clases del área de humanidades, en donde en muchas ocasiones se consideran poco útiles para el futuro.
Estos dos retos llevan al docente a cuestionarse la forma en que se posiciona como autoridad, pues ya no se trata, como antes, de que el maestro (Maître en francés, que se traduce como amo y maestro) posea el saber, pues dicho conocimiento se puede encontrar el día de hoy en internet.